Como egresados de la Segunda Especialización Profesional en Psicología Educativa de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno (2010), en esta ocasión queremos compartir tres artículos referidos a este tema tan apasionante de la psicología aplicada a la educación.
El primero de ellos está referido a los problemas de aprendizaje y los dos siguientes son de autoría del Dr. Roberto Lerner (http://blogs.educared.org/espaciodecrianza/) referido a la autoestima en los niños y las cárceles de colores, esta última muy recomendable para las maestras de Educación Inicial y algunos maestros(as) de Primaria. Con el compromiso de seguir compartiendo los trabajos del Dr. Lerner, lo invitamos a iniciar la lectura de estos artículos:
DETECCIÓN DE PROBLEMAS DE APRENDIZAJE
Gran sector de los padres de familia y maestros(as) especialmente de educación inicial y primaria se muestran altamente preocupados por los diversos y variados problemas de aprendizaje que se presentan en los estudiantes (20% de niños en edad escolar). Ante este grave problema, el peor error que se podría cometer es asumir actitudes negativas como castigos o reprimendas a los niños(as) a veces incluso llamándolos: “retardados”, “burros” o “malcriados”. Conviene así realizar una breve descripción de estos problemas de aprendizaje.
Las dificultades de aprendizaje son un grupo heterogéneo de trastornos, manifestado por problemas en la adquisición y uso de habilidades necesarias para comprender y expresar el lenguaje oral, leer, escribir, calcular o razonar. Pueden ser de origen biológico, sociológico o educativo (Manuel Barroso).
En este contexto cabe preguntarnos como maestros: ¿Qué hacer? Es evidente que lo primero que deberíamos asumir es una actitud pro-activa con los estudiantes que presenten estas dificultades y en la medida de lo posible trabajar al lado de psicólogos y especialistas, todo lo cual debe ser complementado por el apoyo y acompañamiento de la familia. Pues el niño(a) debe sentirse amado, valorado y respetado sólo así podrá superar sus dificultades de aprendizaje.
En este sentido ofrecemos cuatro pistas al maestro para reducir una limitación o conjunto de limitaciones conocidas en un escolar.
· Evaluación a los niños(as) que ingresan al primer grado de primaria.
· Poner al estudiante en condiciones para realizar un aprendizaje eficaz, por ejemplo: aconsejar chequeo visual a un niño que sospechamos tiene defectos visuales.
· Alterar los métodos didácticos, para que el niño con problemas no tenga que forzar aquellas capacidades afectadas por una limitación específica.
· Adaptarse a las posibilidades del niño(a).
Finalmente, debemos tocar el tema de la inmadurez escolar. Así podemos sostener que decimos que un niño(a) es inmaduro cuando su edad mental y edad cronológica no guardan relación entre sí, es decir no tiene desarrollado la mayoría de destrezas o habilidades (frutos del aprendizaje) propias de su edad cronológica.
Pero el término madurez, es mucho más amplio y contempla factores emocionales, de conducta, intelectuales y neurológicas relacionados con la percepción visual y auditiva, el lenguaje y la coordinación viso-motora. Así, frente a un niño(a) inmaduro es básico preguntarse ¿Por qué?
DETECCIÓN DE PROBLEMAS DE APRENDIZAJE
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¿Qué son los problemas de aprendizaje?
Las dificultades de aprendizaje son de trastornos, manifestado por problemas en la adquisición y uso de habilidades necesarias para comprender y expresar el lenguaje oral, leer, escribir, calcular o razonar. Pueden ser de origen biológico, sociológico o educativo.
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¿Qué hacer?
· Evaluación a los niños(as) que ingresan al primer grado de primaria.
· Poner al estudiante en condiciones para realizar un aprendizaje eficaz.
· Alterar los métodos didácticos.
· Adaptarse a las posibilidades del niño(a).
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¿Qué es la inmadurez?
Podemos sostener que decimos que un niño(a) es inmaduro cuando su edad mental y edad cronológica no guardan relación entre sí, es decir no tiene desarrollado la mayoría de destrezas o habilidades (frutos del aprendizaje) propias de su edad cronológica.
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Complementariamente, lo invitamos a observar el siguiente video sobre problemas de aprendizaje extraídos del blog de Espacio de Crianza de Educared (http://blogs.educared.org/espaciodecrianza/):
Todos tenemos un perfil cognoscitivo y ritmos distintos para adquirir las distintas habilidades que requerimos para funcionar en el mundo moderno. El aumento de exigencias ha puesto mucha presión sobre educadores, padres y niños. También, genera una comparación en la que muchos resultan con retrasos variables con respecto de la norma o el ideal. Tienen problemas de aprendizajes. Pero, ¿qué hay detrás de esa categoría? Definir lo que sí es y lo que no, dejar espacio a diferentes velocidades de desarrollo, saber qué áreas están comprometidas y cómo remediar, son asuntos abordados en la siguiente entrevista al Dr. Roberto Lerner.
Bibliografía:
· NEYRA MENENDEZ, Ricardo (2010). Detección y prevención de problemas de aprendizaje, Universidad Nacional del Altiplano, Programa de Segunda Especialización profesional en Educación. Puno.
· ROQUE VARGAS, Willean (2012). Pedagogía y Currículo: Aspectos Complementarios. Juliaca.
Lo que conviene que comprendamos padres y maestros es que la autoestima en abstracto no significa nada. Promoverla con programas artificiales y con conductas forzadas, puede tener efectos contraproducentes y producir individuos con un sentido distorsionado de sí mismos, que pretendan relaciones asimétricas y disfuncionales con los demás. Lo que es importante es que una persona aprenda a aceptarse dentro de una red de relaciones, negociaciones, críticas y cumplidos, que lo hagan sentirse eficaz y valiosa.
CÁRCELES DE COLORES
Fuente: redeparede.com.pe
Es así como definió una buena amiga, con una poderosa metáfora que me hace sentir impotente, los centros preescolares. “Yo no puse a los niños, a ninguno de los dos, en el nido”, me dijo con su habitual tono tajante. Y añadió, para no dejar lugar a dudas: “Visité uno y me pareció una cárcel de colores. De frente fui al colegio que había escogido. Ni se me ocurrió que podrían no entrar. Asumí que a los 3 años no toman exámenes”.
Cuando mi pareja y yo asistimos a una reunión de padres novatos en el nido donde mis hijos estudiaron, nos preguntaron qué esperábamos que recibieran durante los próximos 3 años, antes de entrar en la educación formal. La lista de expectativas era larga. Concernía esencialmente aprestamientos para lo que se venía luego: leer, escribir, manejar números, aprender un segundo idioma. Nosotros queríamos diversión, integración en un grupo, una suerte de socialización lúdica.
Pero si uno se fija en lo que muchos nidos dan a los chicos y ofrecen a sus padres, es difícil no pensar que se trata, más bien, de un entrenamiento para poder saltar la valla del ingreso en los colegios, con cada vez menos énfasis en las necesidades del momento. Es un presente permanentemente hipotecado en nombre del futuro escolar, que no termina por tomar en cuenta el momento del desarrollo y sus tareas, esencialmente centradas en hacer un mapa del mundo ancho y ajeno que está fuera del hogar, antes que en saber los colores en inglés y alemán, dibujar figuras humanas, escribir nombre y apellido, y pintar sin salirse de la raya.
El problema es que los niños terminan siendo vistos como agregados de características y habilidades, antes que como personas: que la motricidad fina y la gruesa, que lo verbal y lo numérico, que la asertividad, que la agresividad, que la timidez, ¡qué sé yo!, pero los chicos se convierten en un diagrama de flujo segmentado, con logrados, en camino hacia lograr, y no logrados.
Justamente cuando necesitan consolidar un sentido de cohesión, integridad y orgullo, en el que predomine un balance positivo de lo que tienen en el presente y no de aquello que les falta para lograr el futuro.
No son los nidos los únicos, ni mayores responsables. Los padres están ávidos de garantizar el porvenir de sus retoños y se sienten profundamente amenazados si sus pequeños no muestran resultados concretos. Los colegios están deseosos de recibir a chicos que calcen suavemente en los perfiles que han definido para sus alumnos, que son medidos por la gracilidad con la que ingresan en las universidades.
De esa manera, todo el sistema —es el mercado, pues, no se quejen— termina con usuarios que tratan, cual hermanastras de la Cenicienta, haciendo malabares para ponerse el zapatito y ser las elegidas del príncipe éxito, yendo de una cárcel de colores a la siguiente.
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